13/6/18

aquella tarde, de calor,
tú no sabías si comprar
o no el billete de tren
que te traería a verme
por segunda vez
-quizá definitiva-.
pero llegaste con tu barba
hasta la ventanilla
y dijiste el punto del mapa
donde te esperaba
con el aire suspendido
y luego, me puse
aquel vestido de tucanes,
que te hizo fantasear con el futuro,
para ir a recogerte.
nos hablamos del tiempo,
de la literatura, del partido
del mundial que había
aquella tarde, del mar,
de los mosquitos, de todas esas cosas
de que hablan los amantes
que aún no se han besado.
luego hiciste pollo al chilindrón
y yo quise comprar ya los anillos,
desnuda y bailando por la casa
como en todos los poemas
que te he escrito, como en todas
nuestras horas de palabras
que al fin se habían erigido
en paisaje real en esa casa.
mañana serán ya cinco años
de aquel andén de tren,
de aquella espera, del salto
que dimos hasta el fondo
de la vida que a ciegas
aún hoy, construimos.

1 comentario:

Laura dijo...

Cuando el amor funciona solo....es una autentica maravilla.