15/6/18

desnuda ante el espejo,
venus de willendorf,
mujer cambiante, no
canto a la fertilidad
de la carne y, sin embargo,
son anchas mis caderas,
grandes mis pechos,
lentos los pliegues
de mi vientre ensimismado.
desnuda ante el espejo,
de hierro mis lunares,
de enredadera el huerto
de mi pelo, no canto
a los dioses de la tribu.
me canto a mí, paralizada,
hecha de caliza, de recuerdo,
eterna -como lo es este
segundo-, poderosa,
aún sin los brazos.
desnuda ante el espejo,
el ocre rojo se desliza
entre mis piernas,
yo canto nudos de palabras,
canto victorias de papel,
triunfos de flores.
redonda, inmensa,
no me sostienen mis pies,
eres tú quien me alza.

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