28/6/11

a veces siento que todo lo que pasa
-da igual lo que pase, todo lo que pase-
se quemará en el mar o se deshará en salitre
como si las olas fuesen borrando de la arena lo ocurrido
-lo que está por llegar, a lo que llegamos solos-
y todo estuviese por estrenar a cada momento:
mi corazón, mis manos, mi boca, mi piel.
mi memoria.

27/6/11

-la caja de pandora tiene ya demasiados nombres, tantos que somos incapaces de recordarlos, aunque los aprendimos como una canción estúpida en nuestra infancia
-pásame la botella
(sonido de vino sobre cristal. silencio. un grillo canta)
-me siento tan cansado hoy...
(se escucha el aullido de un perro y un coche pasa por la calle con su motor ridículo)
-estoy cansado

26/6/11

no importa la mentira que invente
ni a quien intente engañar
ni los cuentos que cuente
la verdad es siempre la verdad
(y nos hablamos de tú)

23/6/11

imantados
puede que sea yo puede que seas tú
o el incendio que se hace en la escalera
cuando al alzar los ojos tropiezo contigo
y hay tantas formas de tropiezo -y tú lo sabes...-
que presiento que al cruzarnos tus dedos rozarán
el aire que muevan los míos
que orbitaré a centímetros del eco de tu voz
y partículas minúsculas -constelaciones de polvo suspendido-
errarán en sus caminos alteradas
por nuestros cuerpos imantados
distantes sólo por leyes que otros
inventaron para nosotros y para el amor.

21/6/11

este plan carece de sentido, recuerdas anidando en mi omóplato desnudo
como aparece el universo a quien no pregunta nada
y yo me callo con todo lo que soy
concentrada en una respiración que no despierte a tu conciencia
porque no me importa el puto sentido del mundo ni de tu indecisión inhóspita:
has detenido el tiempo
y todas las mujeres que soy esperan recibir un nombre.

20/6/11

 -Cuidado con lo que te cuentas, que te lo crees.
 -Y grito que viene el lobo.
 -Y muchas otras tonterías también.

19/6/11

181
minutos o días u horas,
kilómetros, miradas, macetas y recetas y leyes de la gravedad,
sillas, pasos, olas, pájaros o siestas,
amantes o libros o canciones, páginas
y palabras y bolígrafos y letras en un pentagrama,
asteriscos o poemas, piedras, zapatos,
besos,
segundos, latidos, inspiraciones
espiraciones, brindis.
tú y yo.

16/6/11

murmuras mi nombre al despertarme,
 me recuerdas,
 para que no amanezca cualquiera
en estas sábanas que nos hacen barcos,
murmuras como un misterio mi nombre,
el que tú me has dado,
 el que me dibuja,

 abro los labios,
 inspiro, resucitada de nuevo,
vuelta al mundo
que menos me gusta pero que tú salvas y construyes
cada mañana

15/6/11

Mi plan empieza en tu hombro izquierdo
rodea tus instintos -las barreras que dispones-.
se hace un sitio en tu costado
como un gato caprichoso
que busca complacerse
y descansa entre tus cosas.

14/6/11

yo no soy esa mujer
no tengo las respuestas
ni puedo salvar a nadie
no soy fuente ni algoritmo
mi agua sólo da más sed
y en los huecos de mi cuerpo
tus caminos no se marcan



(mi tierra tiene su propio pueblo)

13/6/11

y beberemos vino en los tejados
mientras atardece en parís
te robaré besos en todas las puertas
pares e impares del abecedario
porque nos dará igual si el faro
enciende o no enciende la luz
si los barcos descansan en la orilla
o las estrellas han incendiado otros mundos
si somos un tópico más cumpliendo las normas escritas
o se puede predecir nuestro fracaso
porque en nuestra copa no existe el futuro
lo haremos, beberemos vino en los tejados

12/6/11

me observas como si supieses quien soy
a pesar de lo que digo y lo que hago
y lo que dejo de decir o hacer,
contra mis intentos de engañar al mundo,
sabes hacia dónde giraré la cabeza
o qué decir para iluminarme un verso
en la comisura izquierda de la boca
y sabes que podrías rescatarme
salvarme de mí y del ruido
pero que no vas a hacerlo.
Miré el resto de vino al fondo de mi copa y lo giré varias veces intentando concentrarme en el dibujo que imprimía en el cristal. Hacía unos días que había aprendido aquella nueva manera de sostener la copa por su base y me divertía sintiéndome sofisticada al hacerlo. En la botella quedaba todavía como para otro brindis, pero sentía mi cuerpo en el lugar preciso en el que debía estar. Levanté los pies para subirlos al asiento y miré por encima de la barandilla. La tarde caía sobre la ciudad y no podría hacer nada para impedirlo, tampoco tenía ningún motivo suficientemente bueno como para detener el tiempo. Todavía girando la copa cerré los ojos un instante, concentrada en mi propia respiración y en las imágenes sonoras que iba recibiendo. En el olor cotidiano de mi cuerpo y de mis plantas, en el sabor seco que todavía sentía en mi lengua. Por un instante había aterrizado en mí misma, sin versiones ni variantes, era yo, absoluta, temporal, viva. Abrí los ojos sorprendida en media sonrisa, apoyé la cabeza en el respaldo y apuré la copa.

10/6/11

amaina la lluvia en mi costado

libero los barcos encallados en mi piel

los barcos sin nombre

los barcos sin botín

mis barcos tristes de las tardes

a los que ya no quiero consentir

8/6/11

supongo que estoy cansada de ser mi héroe
y que esta semana es demasiado larga
o demasiado corta para la cantidad de cosas
que tengo pendientes,
que al llegar a cierta edad tenemos que salvarnos
a nosotros mismos y eso agota
porque no llegará nadie para quitarte los miedos de delante
ni encender hogueras o iluminar cuevas,
porque los días se suceden y las horas se suceden
y yo me sucedo continuamente, me paso una y otra vez,
ocupada demasiado conmigo misma. conmigo misma.

6/6/11

las cuatro se han convertido en un sitio de madrugada,
un punto exacto en mi piel
donde se alojan, sin modales,
los lobos más feroces, los sueños y el deseo.
juegan cartas, cuentan cuentos, mienten,
a veces se ríen demasiado alto
o fuman hasta desvelarme,
entonces me muevo
y te despierto.
se quedan todos callados.
me asusto más.
nos damos codazos como niños
pillados en un atraco y tú
vuelves a respirar tranquilo hasta que nos dormimos.

1/6/11

cuando tienes pesadillas, imaginas que mi cama es el único lugar seguro del planeta, como si hubiese algo heróico en mi abrazo, y te acoges a mí como a sagrado, espantando a los monstruos de las sombras desde el arrullo de mi hombro