8/6/18

hay un alud a la puerta
y yo cierro.
echo los pestillos,
huyo hasta el fondo de la casa
donde escondo el corazón
en cuatro frascos
según la función de los ventrículos
y guardo mi sombra en los cajones
para que, alargada,
no me delate.

luego tú vas,
descalzo por la casa,
pensando en alguien muerto
hace mil setecientos años,
quizá un pirata, y sacas
del armario las botas de nieve,
los abrigos, el gorro,
la bufanda. me vas
vistiendo a trozos,
seguro de ti mismo,
hablando luces de avalanchas,
del frío y de la escarcha,
de cómo hacer helados con fruta natural
y el hielo tras la puerta.

me llevas de la mano hasta la calle,
torpe con todas las rebecas,
y haces jardín de la catástrofe,
pirámide del pozo, conquista
de la pérdida, lanzándome
certero hasta la boca
la nieve o los besos:
en fin, la valentía.

1 comentario:

José A. García dijo...

Valentía de hacer lo necesario para alguien más...

Suerte,

J.