31/5/09


moleskine
nunca he sabido qué hacer
en las despedidas.



28/5/09


tengo un corazón
tengo un corazón
con vistas al mar.

27/5/09


deja de mirarme
deja de mirarme, amor,
que te veo
-no juegues más a este juego-.

Aunque tú no lo sepas
como la luz de un sueño,
que no ralla en el mundo pero existe.
(Luis García Montero)

Aunque tú no lo sepas
te he inventado yo
-no tengas miedo-,
sin mí no existes.

26/5/09


cambio abandono
cambio abandono por soledad
-tomo cartas en el asunto-.



boca roja
hambrienta de venganza
me he calmado de fresas.


capitanéame
capitanéame hacia el misterio
la inocencia de tus manos.


despierto en martes
voy a llenarme el vaso
de mentiras.


presupuestos falsos
si te marchas,
no podré vivir sin ti.


promesa
vengo a apiadarme de ti,
voy a enseñarte a cazar -me-.



La primera vez que se había cruzado en mi vida llevaba unos vaqueros claros y un vestido morado encima, andaba con despreocupación huyendo del sol. Estábamos trabajando en una calle junto a un parque y yo llevaba tierra en la carretilla hacia una de las zanjas. Levantó la cabeza y me miró -yo hacía tiempo que la miraba-. Supongo que sintió vergüenza, porque bajó la mirada al suelo. Ahora sé que la curiosidad pudo más que ella, porque me volvió a lanzar sus ojos heridos y tuve que cazarlos. Al tercer desencuentro sonreímos.
Desde la primera vez que la vi, hasta la primera vez que nos encerramos en la casetilla del material sólo pasaron dos semanas. Eran las cuatro de la tarde y venía con un vestido verde y sandalias, llevaba el pelo en una coleta alta que ondeaba a su paso. Si quieres saber cómo empezó todo, te juro que no puedo explicártelo. Lo único que sé es que me perdía entre sus piernas al ritmo de su respiración acelerada y que después se escapaba sonriendo tras dejarme un papel doblado en los vaqueros.
Tengo doce papeles doblados, doce poemas cortos que va dejando entre mis cosas antes de irse. Casi no sé nada de ella, sólo que vuelve alguna tarde a robarme la inocencia.
-Vas a volverme loco, poeta –le he dicho hoy, hundiendo la cabeza entre sus rizos, inquieto aún por el calor de sus caderas.

25/5/09


cartas de amor
cartas de amor
lluvia de piedras.
.
.
príncipe azul
nada de besos
para la niña rana.

tarareo mientras cocino
La poesía se me clava si la busco
meciéndome en la arena,
quiero rezarte canciones,
quitarme mentiras de las piernas.
Quiero pintar en el suelo,
morder cantos rodados
como cantos de sirena.
Trépame a los árboles mudos
para dormirte en mis trenzas,
búscame, que tengo miedo,
de quedarme sin tu pena.

24/5/09


despertando
Lo mejor del primer beso,
es que después vienen
todos los demás.


alas
A veces ando
sin dejar huellas.
.
.
tesoros
Me crecieron sueños
y cristales en la almohada.

21/5/09


tres · rinoceronte · dinosaurio · amarillo · cataclismo · mar · silencio · arruga · sueño · inconsciente · amor · luz · sol mariposa · lagaña · lagarto · sandalia · sol · andar descalza · capricornio · termómetro · sal · avería · luchar · herida · tormenta · lágrimas · azul · epidemia · endeble · calamidad · suspiro átono de mente cristalina y fresca en habitaciones raudas de abandono y fuerzas encontradas con la nada, la materia y la forma del absurdo de sentir esta soledad extraña y mal acostumbrada · déjame salir a amar los muertos, los olvidados · arrúllame del tiempo, temblor de cataclismo hacia la masa del vacío ilógico de ser, en horas pardas, tu crisálida de piel marchita, rota y muda, ajada.



(escritura automática en clase de cuarto c)

20/5/09

Ana


Ana no solía sentirse especialmente bonita por las mañanas, pero había días de especial lucidez en que al mirarse al espejo descubría fiel que se quería. Ana tenía el pelo rizado y algunas pecas que el sol dibujaba como besos en sus mejillas. Ana todavía tenía, como tesoro escondido en sonrisas repartidas, dos dientes de leche por los que velaba las horas. Tenía las orejas pequeñas y la barriga de arena cuando se tumbaba junto al mar. A veces Ana llevaba gafas de pasta y el pelo recogido, a veces se ponía las lentillas de salir a ganar y una minifalda de gatita. Cuando Ana se pintaba las uñas de rosa significaba que su alma de guerrera se había encendido y quería comerse el mundo, o que tenía tanto miedo de sentirse pequeña que se hacía regalos como ese para acariciarse el corazón. Cuando Ana se reía todos los que estaban alrededor se veían arrastrados a la risa. Le gustaba tener la última palabra y apretaba los puños para batallar si algo le resultaba injusto. Se cuenta que había cogido de los pelos a alguna compañera durante los años de instituto, también desafió a su jefe tirando toda la propaganda a una papelera sólo porque estaba cansada. Ana cuando besaba, lo hacía a lo internacional, y coleccionaba algunos nombres que miraba con recelo si se animaban a arañarle el corazón. No sabía sumar demasiado bien, por lo menos nunca le salían las cuentas cuando más lo necesitaba y, a veces, se emborronaba de números y sueños de futuro que la dejaban destrozada sobre la cama vacía. Pero Ana tenía energía de amazona, ojos de sirena, pestañas de conquistadora, clavícula de afrodita. Ana acariciaba la vida con manos nerviosas y prisa por llegar, a veces se contentaba con poco, a veces necesitaba un mundo para respirar. Tenía miedo, como todos, y enemigos de abismo anclados en su pecho de muchacha. Ana tenía muchos sueños bien guardados en un cajón de su casa, cuando los miraba sentía una mezcla de vértigo, ilusión y nostalgia, como si ya hubiese pasado el tiempo, como si se le hubiesen quedado pequeños. A veces Ana no sabía qué hacer con tanto amor que sentía por el mundo. Pero un día el mundo comenzó a devolverle el amor, con pequeñas señales. Al principio creyó que era cosa de ese día, que las casualidades existen, que se trataba de un poco de suerte, y el mundo siguió mandándole cartas de amor -a través de los poetas, cuando una fresa explotaba en su boca de curiosidad, cada vez que la luz arrasaba sus mejillas, en las sonrisas que se le cruzaban a lo largo del día, por la magia de un capricho conseguido...-. A veces Ana no se las creía, no le servían para nada. Pero valía la pena, valía la pena por los días en los que el mundo la hacía brillar desde los ojos hasta el pulgar, valía la pena cuando todo su amor se le volvía.
.
.
.
.
(felicidades, hermana pequeña)

miércoles
al martes, definitivamente,
sobreviví.

19/5/09




mayo
los números se me clavan como garras hoy
en este llorar de piedras y granizo
y en mi vientre desnudo, cueva
-de hecatombre y de fracaso,de hielo
y luz,de futuro y sangre-,
no se me agarran tus manos.

18/5/09


espejismos
besos en mi nido
de clavícula vacío,
hipopótamos torpes
y mi cama,
-sin abismos-.

Benedetti
Me ha muerto un amante más,
ando descalza.

17/5/09


desmitificando
abrí la caja de pandora:
estrené seda azul.

sábado
Anochezco
como villa portuaria
llenos de amenazas
mis rincones.

15/5/09


se me escapó
Se me escapó la inocencia
por un agujero en el pecho
-me la volaron-.

14/5/09


no me tires piedras tú
No me tires piedras tú,
amor, ya no soy tu lago.

Nublas con cada gesto
perfiles ralos de desnudez,
poco nos dejas.
Ensucias balcones, cartas,
aniversarios mustios
con tus caderas prietas,
absurdas siempre hacia la nada
persiguiendo estampas
de santos denunciados
al fracaso.

Cuando aparezcas a noches
perdida y sola
en aspiraciones mudas, ¿qué
vas a decir entonces?
¿Que ya poco te quedaba,
que perdiste un autobús
hacia la rabia?

13/5/09


prométeme palabras
Prométeme palabras
a los bordes de mi cama.

12/5/09


acerico
voy a regalarte inexistencias,
curiosidades y rotos,
voy a aprender a coser.
.
.
musa
(a dreamer)
A veces dices algo
y se me enciende un verso.


11/5/09





maletas
moví ficha en el andén
yo ya no podía besarte.

10/5/09


-¡Ven, vamos a cazar estrellas! -grité abriendo la ventana y sacando medio cuerpo a la noche primaveral. Sentí que él no se movía de su sitio:
-Siempre estás diciendo tonterías -murmuró.

-Papá, creo que hay alguien debajo de mi cama -afirmé irrumpiendo en el salón con mi pijama de entretiempo y el corazón en un puño. Había bajado a oscuras todas las escaleras de casa porque eran mucho menos aterradoras que la sensación de tener a alguien debajo, a un colchón de distancia.

Mi madre dirigió a mi padre una de esas miradas de "ve tú", y me sonrió con ternura. Mi padre es un hombre alto y grande, con barba negra y ojos alegres, un salvador perfecto en cualquier circunstancia. Él encabezó la marcha de vuelta a mi dormitorio.

-Cariño, no pasa nada, en casa no hay nadie -tratada de convencerme durante nuestro ascenso con su voz más dulce y serena-. En casa sólo estamos mamá, papá, Javi y tú. No hay nadie más, mi vida -continuaba mientras alcanzábamos el rellano del final y encencía la luz de mi dormitorio.

Casi puedo ver todavía el recorte cuadrado y amarillo sobre el suelo de mármol oscuro del pasillo. Mis piernas pequeñas andaban más despacio y el miedo también me agarraba los pies.

Contemplé mi dormitorio desde el quicio de la puerta, si tenía clara una cosa aquella noche era que, hasta que mi padre no solucionase el problema del tipo debajo de mi cama, yo no iba a volver a entrar a esa habitación. Así que lo miraba todo con ojos muy abiertos.

Mi padre cruzó el dormitorio, la distancia en el recuerdo me parece inmensa, regodeándose en su discurso tranquilizador:

-Ves mi vida, aquí no hay nadie, tú tranquila, cariño -afirmó con convencimiento mientras se arrodillaba junto a mi cama y mi corazón trataba de escaparse de mi pecho. Mi padre levantó la colcha, dobló el cuerpo, agachó la cabeza, la metió debajo de la cama y...-. ¡¡¡¡¡Ahhhhhh!!!!! ¡¡¡¡Socorro!!!! -comenzó a gritar fingiendo que alguien tiraba de él para llevarlo debajo de mi cama, moviendo los brazos y los pies espasmódicamente, congelándome el alma.


Mi recuerdo acaba ahí. Hasta los trece años dejaba las zapatillas a dos metros de la cama, cogía carrerilla desde la puerta, corría y saltaba sobre el somier con los dedos de los pies encogidos.

8/5/09


III ACTO

Lucía y Javier. Un sofá de dos plazas. Rojo.
La luz entra por un lateral y en la calle ladra
cualquier perro abandonado.


LUCÍA- (sentándose sobre Javier, abrazándolo con las rodillas) A ver, éste es el beso del lunes... (le da un beso corto y rápido). Éste es el del martes (antes de besarlo se muerde el labio, titubea, es un beso pequeño y triste). Miércoles (Lucía acaricia con su mano derecha el mentón de Javier mientras se regodea en un largo beso).
JAVIER- ¿Qué te pasó el miércoles?
LUCÍA- Fue un buen día.
JAVIER- ¿Puede ser miércoles otra vez?
LUCÍA- No. Toca jueves (sonríe y lo besa en los párpados cerrados).
JAVIER- (sonriéndo) Dame un miércoles...
LUCÍA- ¿No quieres saber lo que pasa el viernes?


Abandonas, sobre el cristal,
tus manos ciegas de belleza.
Disimulas en tus ojos un vacío
de coches abandonados,
de amapolas tristes en el quitamiedos.
.
Ya no queda voz que te socorra
del silencio intermitente de la ira,
estás solo, frente a ti, desdibujado
en otros taxis, otras plazas, otros gestos
que disparas contra el mundo
en amenazas rotas como minas.
.
Y recoges, de los restos del fracaso
-un quizá, un pudo ser, un qué sería-.
piezas cojas, nombres, cuerdas mudas,
sal y tierra entre los dedos, algas, yo
cruzada de piernas en tu boca,
como un sueño perdido en cuatro apuestas
que después no valían para nada.

7/5/09


-¿Qué hay para cenar?
-Mariposas. Y, de postre, cristales.
-¿Se puede repetir?
-Sólo el postre.

déjame
Déjame llenarte el mundo
de milagros.

6/5/09


¿Conoces el árbol...?
¿Cónoces el árbol
a las puertas del infierno?
Cuélgame ahí
-por favor-.

5/5/09


Borraría tu nombre
de las profundas entrañas de la tierra
para que no volviera a perseguirme
como promesa muda
de renovación constante,
para olvidarme siempre
de que exististe un día
dentro de mí
como inquilino torpe.
Borraría tu sombra
de los árboles que vieron
atardecernos las horas
en los parques cotidianos
donde nos besamos
conquistando segundos,
amor, quiero dejar de pensarte.
Quiero dejar de sentirme
mutilada.




(Actualizo constantemente porque no puedo dejar de hablar)

Sácame de aquí.
En esta casa mi corazón
muerde cristales.

4/5/09


perdonadme si alguna vez
Perdonadme si alguna vez
hablé de soledad,
no sabía lo que decía.

recetario
Menos mal que no aprendí
a cocinar para dos.

tren
Me siento abruptamente triste.

duda nueva
¿Cómo se hace ahora
eso de vivir desnuda
de ternura?

profesionalmente
dijiste, "eres insuperable,
pero en lo demás..."

óxido
Huele a óxido
en mi corazón de gorrión.

3/5/09




-¿De verdad no sabes hablar inglés o me hablas en italiano sólo para conquistarme? -pregunté enterrando mis manos bajo la almohada mientras Marco regaba mi espalda de besos lentos.
-¿Conquistarrte? -inquirió acentuado mientras trazaba un círculo con su nariz en mi omoplato, improvisando una diana extraña.
-Engatusar, enamorar, embrujar, seducir... -bufé contrariada dándome la vuelta para mirarlo a los ojos.
-¡Ah! ¡Sedurre! -se rió sereno antes de coronar mi clavícula con su boca infatigable- Seducir... -repitió despacio-. ¡Claro! -confesó desde mi cuello comenzando de nuevo el padrenuestro en italiano.

2/5/09


Marta tiene los ojos azules y algunas pecas.
(También tiene la capacidad de curarme el alma)

1/5/09


Estoy a punto de cerrar la maleta. Me asustan las horas de tren. Llevo una novela a mitad y mi libreta de pensar. Madrid me espera disfrazada de domingo.


Necesito un nuevo libro de poemas.