23/10/20

 siempre he imaginado la tristeza 
como un borrón lleno de aristas
que va de mí hasta mí
queriendo ocuparlo todo.
y esa mancha, hace cosas absurdas
con mi cuerpo: 
lloro corrigiendo en clase los acentos
juego
al veo veo con un niño
que no quiere estudiar y pongo
mi ternura entre sus manos.
ese borrón palpita y pincha
poniéndome a dieta,
susurrándome en sueños,
haciéndome sentir a la vez grande 
y pequeña. 
yo la hago girar, a esa tristeza,
pongo el pan en su plato, 
acaricio las palabras que me trae
hasta que se me quedan pegadas en las manos. 
respira y suelta, me dices, pero 
el trabajo es distinto. 
debo descoser todo lo que me he bordado.