si atravesase el valle
y trepase a la cumbre de nieves perpetuas
con las manos desnudas,
si descendiese después por la otra ladera
y cazase a todos los demonios
que aullan en la noche,
si, tras veinte lunas, me mantuviese
en silencio y cruzase un desierto
para sentarme en los pies de Dios,
supongo que podría elegir
cómo vivir este momento.


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