que ya no nos aterran tus fantasmas
que conocemos sus nombres y bailan
si les decimos las palabras que quieren oír
-las que no salen de tu boca
pues perteneces al miedo-. pero despierta
para reconocer el día, para hablar de tú
a los artificiales dioses cotidianos, vuelve
del sitio al que te marchas sin nosotros
porque lo hemos limpiado todo de sombras
para ti y estamos cansados, juntos,
de esperar a que amanezcas entre aplausos.
3 comentarios:
gracias, amor de primavera, por no tener ya miedo, por llamar a mis fantasmas por su nombre
Y yo que pensaba que cerrabas los ojos para no sentir tanto miedo...
Muy bueno.
bsos
Q bonito, el poema y el comentario del anónimo.
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