17/3/11

y los soldados se alineaban de plástico en las escaleras mientras yo reflexionaba sobre el nombre que llevaba con orgullo porque era el que mi abuelo había defendido, el abuelo que tenía los ojos como yo y una madre con mi nombre. y pensaba que aquel era un buen nombre para una niña pero un nombre horrible que me condenaba a morir joven porque era imposible ser abuela llamándose así mientras tus nietos se agolpaban a tu alrededor pidiendo un cuento. para ser abuela había que tener nombre de abuela y yo imaginaba que si vivía muchos años me cambiaría el  nombre por otro menos joven, menos niño que el que tenía entre muñecos de plástico y rodillas llenas de cardenales. y seguro que sorbía los mocos porque aún es marzo, cuando marzo no significaba marzo ni significaba nada más allá del invierno, cuando la mente de los niños aún no era capaz de guardar recuerdos y mucho menos fechas. entonces alguien me gritaba porque era la hora de comer y no tenía que cocinarme como ahora cuando reflexiono entre cuadernos y herraduras. 

5 comentarios:

chose dijo...

Grande.

Un besazo.

MâKtü[b] dijo...

Tenía ganas de que me contaran un gran cuento...¡y llegas tú y lo haces! ¡Gracias! ¡Esta noche no necesitaré contar ovejitas! ^^

FacuZ dijo...

La mente supongo que es capaz de guardar siempre, pero nosotros no podemos encontrarlo... pasa siempre hasta con las llaves!

Quizàs sean unas llaves para entendernos mejor hoy día....

Tu cuento me hizo pensar.

Un beso,
Facu.

Anónimo dijo...

Me encantaría saber cual es ese nombre :)

DANI dijo...

A que se lo cuento a mi hija??? porque el de la Princesa Valiente y la loba ya se lo sabe de memoria ja ja ja


Besos guapa