Tengo el alma podrida de manzanas.
Siento mi estómago, tobillo de elefante,
latir tartamudo a cada paso.
Las golondrinas no saben volar
desde el suelo, supongo,
y me recojo el pelo porque molesta
-recogería tantas cosas que molestan-.
Ya no sirve de nada mi clavícula,
mis pies de barro tropiezan
y una libélula se posa en mi barriga
entre burlas, diciendo tonterías.
Suena el teléfono y es
mi madre.
El reloj martillea de alambre
sobre mi muñeca de presa
y corre el agua, por los pasillos,
hacia ninguna parte.
Ya no ir, ya no venir.
El tendedero parece de asfixia
y veo la televisión por las tardes.
Cargo con una boca cerrada de abandono.
4 comentarios:
yo ya te llené los mofletes!
en mi caso son naranjas...
Hoy soñaré tus palabras. Belleza escrita.
Besos sincerados
esas palomas me recuerdan a la película de Annie...
y su canción: esta vida no es vivir, esta vida no es vivir .... tiriti tiii
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