No sabía querer sin darlo todo y se quedó sin nada. Nadie lo supo querer como él quería. Fueron cuatro zapatazos, una puerta en las narices y agujeros en los bolsillos. Después sólo penas y deudas. Hipotecado hasta en el alma. Cuando yo lo conocí, cruzaba las calles sin mirar y no se ataba los cordones, por si acaso. Era un frasco vacío rondando los rincones en busca de amor, para llenarse.
30/10/08
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
Nunca tiene todo lo que merece quién más lo merece...
SAludos
Llenar botes de sentimientos... cuesta tanto esfuerzo y tiempo
Todo se puede escapar por los dedos...
Beijinhos
yo pienso que me deberías de explicar cómo funciona esto porque no sé ni agregar ni nada de nada...
rien de tôut!
mua!
Publicar un comentario