31/12/07


De borrón y cuenta nueva.


Se supone que, de alguna extraña manera, tengo que replantearme mi vida en verso porque hoy es 31 de diciembre. Todo el mundo se pone a echar cuentas, qué voy a cambiar, qué hice mal, qué puede mejorar, cuáles fueron mis grandes logros, el mejor día del año, la mejor imagen, la peor jugada, la noticia más alarmante o el sonido peor sostenido. No importa, el caso es echar la vista atrás y hacer algo así como un complejo problema matemático que al final nos sitúe en la absoluta convicción de que el año próximo será mejor. (Suspiro)


Yo no suelo mirar atrás, por lo menos no durante demasiado tiempo. A lo mejor tardo lo que un parpadeo en pensar en ayer o antes de ayer. Me da pánico el tiempo. Me da miedo mirar atrás y no reconocerme. O mirar atrás y encontrarme de frente con aquella llantina, aquel tachón en el corazón, aquella vieja injusticia que ya no tiene nombre. Me aterroriza "el sentido de la vida". (Sonrío divertida).


Tampoco me gusta mirar hacia delante y suelo contestar a todos los test que no cambiaría nada de lo que he hecho en mi vida porque cada una de las decisiones que he tomado me ha llevado irremisiblemente a este momento. No hay que engañarse, no es una especie de "carpe diem" ni nada por el estilo. Me engaño más bien viviendo en un purgatorio sin movimientos ni cambios bruscos. Así mi cabeza se entretiene con otros detalles lejos del ir y venir, lejos del ascender o bajar, del dormir o despertarme. Sé que no es demasiado bueno, pero en realidad mi indolencia me impide sentirme culpable. (Pienso un poco y me pregunto a quién le interesarán todas estas tonterías).


Tengo delante de mí un espejo urgente que sólo me mira suplicante y yo le grito "¡Por favor!" con tono cansino y reticente. En realidad no sé qué quiere de mí. Pero si está intentando que abra alguna puerta, algún diario, que relea unas notas, que descubra una fotografía, que le alcance viejas facturas... lo tiene claro.


Sólo puedo pensar, al final, enfurruñada, que no tengo vestido para bailar, que no puedo ponerme tacones y que a nadie podré seducir con mi mirada de sueño tras las campanadas. (Me río y decido que ya no voy a seguir escribiendo más tonterías).

4 comentarios:

Juan dijo...

gracias, tus palabras me han transportado. ME identifico con ellas. a mi tambien me da miedo mirar a tras y sinembargo lo hago.

y sobre "(Pienso un poco y me pregunto a quién le interesarán todas estas tonterías)." a mi me importan y mucho.
Feliz año.

Patricia García-Rojo dijo...

:) gracias!!!!!!

Luar dijo...

Que todas las tonterias sean tan sencillas, verdaderas y encantadoras...como las que trae "el" aire!

Unknown dijo...

Como me gusta cuando te quitas la ropa, te pones tonta y nos lo cuentas...

Será un buen año, yo así lo deseo

(te debo una postal, perdona, pero no he tenido tiempo, prometo enviartela en cuanto pueda)