5/11/24

leí a salinas
por primera vez
en una edición de periódico
amputada y probre
con papel reciclado
y veinte o treinta poemas. 
tenía dicisiete años y él
estaba muerto, pero me amaba 
como el chico de clase
como el chico del chat
como el amigo callado
de mi infancia al que nunca recordé. 
me amaba
y por sus versos 
andaba yo de puntillas
sobre tacones de estrellas:
otra y la misma
capaz de descifrar -sin la maestra-
el sentido absoluto 
del poema. fue
un triunfo atávico, de pertenencia,
un salir de la caverna, un effetá.
dejé que la poesía me mirara. 
me hice poeta. 

No hay comentarios: