22/4/19

el movimiento
arranca de nuevo
y un aire de nostalgia pasajero
mueve tu falda verde,
querrías que las acuarelas
fuesen para otros, que
la autoridad te comprendiese,
que tus hijos hiciesen de este mundo
un sitio algo mejor.
también, aunque no lo confieses,
querrías que alguien te dijese
que eres buena, y justa y limpia
o, quizá, que el sol amanece en tu boca,
-que te lo dijese dios-.
hay tanto de deseo y de palabra,
tanto de esperanza contenida, de
invención de mundos paralelos como puertas,
te miro a través de ti:
ojalá pudiésemos atar
un nido a este minuto,
sin sueños. 

1 comentario:

José A. García dijo...

Esperar demasiado (de alguien o de algo) también (siempre) es un problema.

Saludos,

J.