5/2/19


el vértigo compite con el mandamiento universal
y la obra, frente a la casa, presume de estructura.

unos chicos me preguntan cuándo vamos a morirnos
para heredar.
yo no sé qué decirles, quizá que lo hice ayer
delante de todos, con exhibicionismo,
pero que no me duró mucho
-la muerte cotidiana es lo que tiene:
fuego de orquídea, poco perfume-.

la nieve no llega hasta la orilla del mar,
por eso erigimos nuestra casa sobre roca,
por eso el puente de tus manos es mi templo
y el hilo de tu voz, de madrugada, profecía.

unos chicos me preguntan la hora exacta,
el tiempo concreto.
yo no sé qué decirles, quizá que es el ahora,
que nunca dura tanto como hoy, que el
reloj no sirve realmente para nada
y hay un alud en cada segundo que acontece
-pequeño haz de la creación, big bang primero-.

la lluvia es brava a la orilla del mar,
por eso busco dentro de tu pecho
el altar de la derrota y rezo con tu nombre
salvífico. por eso, crecen amapolas
de mi pelo y no crece nada más,
pero lo celebramos con un himno.

la obra frente a la casa marca otro ciclo,
amemos, hay que amar
como estructura.

1 comentario:

José A. García dijo...

Brutal.

Me dejaste sin palabras.

Saludos,

J.