21/6/18


te leo y ciertas veces
no sé qué decirte
qué parte de la historia
nos pertenece o 
qué parte ardió aquella tarde
en que llegué tarde a la cita. 
los números se dispersan
como la niebla: 
recuerdo a san pablo
(una canción suena en el coche
después de una excursión 
a cataratas secas).
hay un eje cronológico sutil
en las estanterías, y yo te abro
en dos, brutalmente, 
buscando en el oráculo moderno
la palabra justa. 
qué será, qué dice, 
qué ha de sernos. 
como en aquella película
que jamás recordaré. 
tú dibujas letras en mi mano,
me conjuras, y la desnudez
se hace atalaya del verano, 
eclipsa el ruido, ordena
el poema, 
después de publicarlo.  

1 comentario:

José A. García dijo...

Con cuánta facilidad dos que se conocen muy bien se convierten en perfectos desconocidos.
Un único parpadeo es más que suficiente.

Saludos,

J.