en la salud y en la enfermedad
cuando
estás enfermo
y
enredas en las sábanas
tu
cuerpo de hombre,
tengo
miedo.
y
me quedo mirándote
mientras
te duermes
como
si con el simple acto
de
posar mis ojos en ti
te
estuviese recuperando.
te
cuento cuentos
-porque
era lo que hacían
con
nosotros de niños-,
acariciándote
con la voz
y
con los dedos.
luego
rezo, si respiras
mecido
por el sueño,
y
le pido a dios
cosas
pequeñas: que te baje la fiebre,
que
no tosas, que deje
de
gotearte la nariz.
yo
sé que a dios le hace gracia
este
pánico infantil
a
tu debilidad,
y
me imagino que hace útiles
mis
remedios caseros: las infusiones,
la
miel, las canciones y los besos.
1 comentario:
Además de que dios siempre está en esos diminutos detalles...
Saludos
J.
Publicar un comentario