13/11/14

en la salud y en la enfermedad
cuando estás enfermo
y enredas en las sábanas
tu cuerpo de hombre,
tengo miedo.
y me quedo mirándote
mientras te duermes
como si con el simple acto
de posar mis ojos en ti
te estuviese recuperando.
te cuento cuentos
-porque era lo que hacían
con nosotros de niños-,
acariciándote con la voz
y con los dedos.
luego rezo, si respiras
mecido por el sueño,
y le pido a dios
cosas pequeñas: que te baje la fiebre,
que no tosas, que deje
de gotearte la nariz.
yo sé que a dios le hace gracia
este pánico infantil
a tu debilidad,
y me imagino que hace útiles
mis remedios caseros: las infusiones,

la miel, las canciones y los besos. 

1 comentario:

José A. García dijo...

Además de que dios siempre está en esos diminutos detalles...

Saludos

J.