2/4/14

me sucede con frecuencia que al mirarme
descubro en el espejo una mujer
que, por la leve inquietud, por la
extrañeza que inunda sus ojos,
debo ser yo;
aunque no se corresponda con la imagen
mental que me acompaña cuando me pienso,
cuando hago de mí
una figura en la que vivo
tan intensamente
que debo ser más pequeña, más delgada, más
inocente, quizá con quince años, de lo que esa mujer
me dice al reflejarme con el pelo húmedo
y las manos desnudas.
es esa mujer la que me sabe, lo tengo claro, es
sólo ella la que se reconoce,
pensando cosas como "estoy en tu boca"
o quizá más abstractas como "soy tu boca" o
"soy".
esa mujer, que no existe, me contiene,
es todo su deber, su obligación,
darme un cuerpo que envejece
levemente, con ternura.

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