30/5/12

susurró el  nombre de un río acercándose a mi oído y yo lo miré deteniéndome en su boca, de la que aún parecía prender aquel conjunto de sonidos. "en su orilla cacé un oso y un mamut", confesé casi violenta y él, sonriendo como un lince consentido, rozó con sus labios los rizos de mi pelo y, vendiéndome su amor con otras frases, me sedujo describiendo el sonido de las aguas contra los cantos rodados, la luz sobre la superficie cristalina de la tarde, los juncos, las conversaciones insulsas de los peces, desgranando poco a poco cada imagen como si pretendiese ofrecerme el universo con sonidos. entonces supe que yo era el lobo y él el río, que había bebido en su costado muchas noches y su agua había calmado mi sed tras la batalla. nos miramos. escuchaba aún sus últimas palabras y mi pecho subía y bajaba transparente. éramos dos ojos oscuros reconociéndose en el vientre de cualquier bar que no importaba.  

2 comentarios:

inma ortiz dijo...

Qué belleza niña

MâKtü[b] dijo...

Lleva tres días en mi cabeza el dichoso refrán "cuando el rio suena, agua lleva".

Que sabios los refraneros que nunca se equivocan...