16/5/12


a oscuras, en mi cama,
imagino las trincheras y ese miedo agudo,
la angustia, paralizando el cuerpo
como un despertador usado que late
cuando menos te lo esperas,
porque el enemigo firmó cartas de paz en el pasado
y compartió la fe y la cafetera, entonces,
el miedo, digo, en las trincheras,
puedo imaginarlo agudo
o imaginar después la paz, la paz
del cuerpo y la metralla que es algo
contra lo que puede lucharse con los dedos
aunque duela, pero es algo
tangible.
lo imagino, a oscuras, en mi cama
mientra rezo
y doy gracias por la casa,
el perro y la cocina, por la paz
de mi metralla, por las mantas,
las novelas y mis dedos que me sirven
para recordar en mi costado
los cándidos caminos de los verbos
que ya no volverán.

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