yo llamaba darme cuerda a la manera en que enredabas tus instintos en mi pelo. tú lo llamabas caricia, umbral, portal seguro custodiado por un tiempo indefinido. lo hacías antes de dormirte, al darme cuerda me refiero, poniendo en movimiento el mundo que soy -como juguetes de lata que patinan sobre el hielo en navidad-, activando mis leyes universales encaminadas a estancarse con tu ausencia. sí, tú lo hacías girar a todo, entre las mantas, nos hacías girar.
10/12/11
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6 comentarios:
Ay, qué necesario que nos den cuerda.
Un beso y enhorabuena por el libro. Dónde lo puedo comprar?
Ahora ya no es lo mismo, todo va con baterias recargables que se estropean cada dos por tres y pierde el encanto ;)
Besazos enormes
Bonito!
Manteniendo siempre el mismo movimiento único, el que lleva al abrazo definitivo...
Saludos
J.
Mala época de mujeres termo-autónomas...
girando en círculos mientras te leo...como siempre maravillado
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