15/8/11

salmo 44
desapareció el puerto de ofir
 y con todas sus riquezas
el oro y plata en tus manos.

en el embarcadero
cuna de pavos reales,
sándalo y marfil
no podrás despedirme
ni jurarme: vida mía,
con promesas de palacios
rubíes y perfumes.

(ofir la ampulosa
 ya no consta en estos mapas
y su dueño vaga tierras
como un loco).

¿de qué sirven tus tesoros,
rey herido, si pereces
hombre solo entre tus cosas?
¿de qué sirven jade y nácar
cuyo precio me doblaba
sin esfuerzo?

Ya no hay velas
arribando a tus dominios
y el néctar que bebimos
lo disfrutan otros hombres
(menos ricos, menos necios)
en mi lengua.



2 comentarios:

Juan dijo...

Es extraño pero he podido leer este texto oyéndolo en tu voz.

Roberto dijo...

tiene un ritmo endemoniadamente hermoso...