13/3/11

Me enamoré de un músico en la calle. Tocaba el contrabajo. Era la segunda vez que lo escuchaba, la primera con tiempo. A las seis tocaba Chopin con dos violines y un chelo, casi no había nadie. A las ocho y media, un círculo de personas los rodeaba. A las doce de la noche, cuando volvía a casa, seguían allí. Me detuve a escuchar mi última pieza. Al llegar los aplausos no me resistí y me acerqué a dar las buenas noches y hacer un chiste tonto sobre si habían parado para la cena. Todos son extranjeros, menos él. Dicen que tocan hasta que se cansan y que él se nota cansado, quizá, si espero un poco, quizá, la cena... si no mañana, estoy aquí a la misma hora, puedes venir, si quieres, si no puedes esperar hoy, supongo. Me enamoré de un músico en la calle. Sostenía la belleza entre las manos, me la ofrecía. 

6 comentarios:

Elendilae dijo...

Esos músicos tienen un aire de bohemio y le dan una vida a la calle... Algunos son realmente buenos, merece la pena pararse a escucharlos... :)

Un besito

Anónimo dijo...

"La vida te lleva por caminos raros"

Elchiado dijo...

a mí me pueden los acordeones... una vez escribí algo inspirado en uno de ellos.

feliz domingo

DANI dijo...

Precioso, seguro que fue mutuo ;)

Somnios, Somnios, Somnios, Somnios ja ja ja

Requetebesos

MâKtü[b] dijo...

Eso es lo que yo llamo un chico fabuloso ^^

Gabiprog dijo...

¿y nadie afina los instrumentos?