11/8/10

Velaba sus viajes de ella hacia sí misma, lo hacía inconscientemente, pero lo hacía con la misma constancia del coleccionista de sellos. A veces sentía que era capaz de adelantarme a sus reacciones, como si al yo imaginarlas, ella las experimentara. Me pregunté muchas veces de dónde venía y por qué estaba aquí, llenando de requiebros mi normalidad. Aún así, velaba sus viajes, temía que pudiese perderse sin saberme, que la engañasen los lobos que los dos quisimos. Ella no se daba cuenta, o hacía como si no lo supiera. Sobretodo al tentar su suerte, le encantaba tentar su suerte delante mía, observarme aguantar la respiración para no sostenerla. Éramos así entonces, cuando los eclipses duraban menos de una hora y las olas del mar cuajaban las orillas de misterios.  

2 comentarios:

MâKtü[b] dijo...

Ainssssssss ( más suspiro)

Esa a sido mi reacción ^^

DANI dijo...

Ni tan solo en mi pueblucho perdido del Pirineo he podido prescindir de mi adicción.

Si pudiera sobreponerme dejaría los viajes anónimos ;)

Besos Princesa