-Me dijo que podía esperar a mi vuelta -explicó Alma llevándose el cigarrillo a los labios. Sus uñas rojas parecían por sí mismas un alegato-, pero se largó con una peluquera.
-¡Qué cabrón! -respondió Cristina aceptando el pitillo que le ofrecía. No le importaba demasiado la historia, pero no tenía nada mejor que hacer entre las seis y las nueve.
-No -la corrigió Alma con una sonrisa, lanzando el humo hacia arriba con sus labios perfectos-, no le guardo rencor, la muy zorra estaba buenísima.
4 comentarios:
Qué suerte tiene Cristina, con su filosofía de vida,...
...una historia que no le importaba demasiado y le concedía el intervalo, (que no espacio), de tres horas.
Es normal,...casi lógico, desde el punto de vista de Alma.
Buenas noches.
B.
No, si ya sabía yo que alguna explicación habría ja ja ja
Besos infieles
pues ahora a por el peluquero! (aunque la mayoría suelen ser gays... da igual, el caso es que busque a otro que la espere ^^)
Ahí os quedaís.
Firmado: La peluquera.
Publicar un comentario