28/1/10

–¿Qué haces?
-Fumo.
La miré con sus vaqueros remangados y enfundada en el abrigo, la nariz roja por el frío y las manos enguantadas con los mitones. El vaho se confundía con el humo del cigarrillo cuando exhalaba.
-¿Tan cerca de tu casa? –inquirí haciendo una señal con la cabeza, sin entender por qué me sentía tan rematadamente idiota.
-La vecina de ahí es la única que conoce a mi madre –respondió sin mirarme, indicando con la mano del cigarrillo-. Ya me ha visto fumar aquí y no le ha dicho nada.
Quedé sorprendido por tanta información para la chica parca de palabras, así que me senté a su lado en el escalón, intentando respetar su espacio.
-¿Y no te preocupa que pase tu madre y te pille?
-Soluciono los problemas cuando me asaltan –sentenció dando una honda calada a su pitillo y sonriendo al infinito con sus labios ajados por el frío-. ¿Fumas? -Me miró por primera vez, las mejillas pálidas y los ojos transparentes.
-No… –murmuré sintiéndome, como poco, cinco años más pequeño que ella.

6 comentarios:

.A dijo...

la seguridad es para los que no aman..

Lograi el Luciérnago dijo...

Jeje, me gusta...

MâKtü[b] dijo...

fijo que la madre ya lo sabe, las mamis lo saben todo ^^

Gabiprog dijo...

Por el humo se sabe donde está el fuego…

:)

DANI dijo...

Me temo que algo así me pasará a mi pronto ja ja ja osea al revés vamos ja ja ja

Besos inciertos

Juan dijo...

Como que vive muy de este lado de la orilla, muy en el presente, "Soluciono los problemas cuando me asaltan", interesante, funciona. :D