8/1/10

Aurora apuró la copa de vino
apagando vacía el ordenador.
Que lo jodiesen. Que lo jodiesen y
bien. Se quitó el vestido con un gesto,
lo que era un logro tras la botella
de Protos, y trastabilló al caer
en el sofá. Comenzó por reírse
a carcajada limpia en el tropiezo,
hasta que la emoción le arrasó el pecho
como una escavadora impertinente.
La risa prorrumpió en eco prohibido
despertando a la pena, a los fantasmas.
Y Aurora lloró como una niña
borracha abandonada en esa casa,
desnuda y desnutrida en el sillón.

5 comentarios:

DANI dijo...

Sencillamente precioso

Besos sobrios ;)

Jimena del Solar dijo...

Pobre Aurora. Dile que algún día tomaré y lloraré con ella para que no se sienta tan sola.
Besitos :)

Adriana Pujol García dijo...

Suena triste, pero a mi me encanta tirarme en la cama y llorar hasta que me harto.
Así me desahogo y no molesto a nadie!

Gabiprog dijo...

El amanecer tiene una vida limitada... Pero lo bueno es que su preciosidad puede repetirse.

MâKtü[b] dijo...

El alcohol...que desata las pasiones encerradas...