22/12/09

 

Los gatos pelean en mi estómago por la mañana en una cama vacía por costumbre. El despertador amanece dando gritos y la hora descubre mensajes secretos desconcertantes tras una noche interminable. La casa se sigue moviendo y recorro, desnuda, el pasillo hasta la ducha. Que sea lo que Dios quiera, murmuro mientras el agua va ahogándome los gatos en el borde de la espalda. El reloj vuelve a avisarme y el vestido se me enreda entre las piernas. El dolor de cabeza insoportable recibe su vitamina sin receta y en la calle el viento promete robarme el nombre. Vuelven las palabras encadenadas a mi conciencia todavía amodorrada. No tiene que importar, y meto el pie en un charco, no tengo por qué sentirme en el centro de la diana.

3 comentarios:

Juan dijo...

En ese centro lleno de tensión. Un paso a la izquierda y listo.

mara dijo...

Es la resaca del día despues pero se tiene fácil curación.
Saludos

DANI dijo...

Sencillamente....tu.

Besos enormes