26/12/09

Llevaba la bufanda anudada al cuello y la chaqueta abrochada hasta arriba, como no me había visto llegar, pude aprovechar para contemplarlo desde lejos, comprobando si seguía siendo el mismo que yo recordaba. No podía evitar preguntarme si sus ojos seguirían conservando el mismo aire curioso, el mismo pozo de preguntas, si seguirían siendo, en parte, mi espejo. Esperé frente a la plaza a que dejaran de pasar coches. Me descubrió mientras cruzaba y sacó las manos de los bolsillos, dejando los brazos libres para preparar un posible abrazo. Sonreía, sin moverse, sin ponérmelo fácil, sin acercarse a mí mientras yo lo buscaba, aprovechando ahora su turno para descubrir si seguía siendo la misma. Me detuve a unos pasos de él, lo suficientemente lejos como para que no me alcanzase, lo suficientemente cerca para decir lo que tenía que decir, sin hablarle. Abrió los brazos y movió las manos haciendo un gesto para que me acercara. Era él. Me abracé el pecho y me dejé proteger, sintiéndolo alrededor mía. Su bufanda me acarició la mejilla y me reí sin darme cuenta, lo respiré profundamente, despertando viejos recuerdos. Entonces se rió él, besándome en el pelo.

3 comentarios:

MâKtü[b] dijo...

y sin importar el resto, dejar que pase el tiempo...

Gabiprog dijo...

Un día haré mi lista de palabras favoritas; abrazo y cómplice no faltaran...

DANI dijo...

Si nunca tengo que reencontrarme con alguien, deseo que sea así. El resto ya lo pondre de cosecha propia ;)

Besos enamorados