29/12/09

Las canciones sonaban en el coche mientras la lluvia repiqueteaba contra los cristales. Irene tarareaba evitando pensar demasiado. En una de las curvas, justo al salir de un túnel, las montañas aparecieron como gigantes custodiando la tormenta. Olvidó la música y recitó su credo. Al instante retomó su tarareo mecánico tropezándose en un verso. Respiró hondo y sonrió, como si estuviese a punto de subir a casa de su madre, como si no estuviese sola en el carril izquierdo, comiéndose las señales de velocidad y las lágrimas.

5 comentarios:

MâKtü[b] dijo...

CReo que más de uno se ha sentido alguna vez Irene...

DANI dijo...

Es curios, cada noche Gabriela quiere que le cuente el cuento de Paf el Dragón mágico. La amiguita de Paf, por arte y gracia de Gabriela se llama Irene (me imagino que es porque su mejor amiga se llama así).

Espero que la vida de Irene no desemboque en esa situación, teniendo en cuenta que los dragones mágicos no crecen, pero los niñas si.

En fin, todo este rollo es para decirte que el cuento, de nuevo me hizo venir a la cabezza una canción (un pequeño silencio). Espero que no te disguste demasiado ;)

Wilco "Jesus, Etc"

Besos imaginarios.

marea dijo...

El recuerdo de una madre, en momentos trágicos.

Un beso

Juan dijo...

creo que no llegó mi comentario.Decía que Irene me recuerda a algo que escribí hace poco,el recuerdo de una madre. Y también decía que usted parece tener, también, esa mirada llena de vida...

Susanita dijo...

Esta navidad no me he puesto guapa ni me pondré,
ni por dentro ni por fuera