16/11/09


Una de Quique
La música colonizó
los rincones de tu ausencia
la casa olía a café
y abandono.
No es nada personal,
es el sonido repetido
de esta historia
que me sabe a tabaco
y alcohol.
Por eso, cuando tú vengas,
apágame la luz,
cierra la puerta,
acuéstate en mi fe
con las visagras.
Escucha bien,
llega el final,
date prisa,
no olvides la letra,
ya no me puedo quedar
y tú no supiste estar solo
desde que aterricé
pobre de maletas.

1 comentario:

DANI dijo...

A veces, pienso que tenemos telepatía.

No se si se llamaba Quique, pero el Domingo, cerré los ojos y mi cámara soñó una historia nueva de alguien que podría llamarse así.

Con un poco de suerte y algo más de tiempo, espero que coja forma.

Besos coincidentes