2/3/09

Tratas de andar despacio, dar pasos cortos. Sientes que tienes un castillo de copas de cristal en el estómago y que si te mueves demasiado rápido todas se destrozarán dentro de ti. Eres capaz de escuchar el vacío que llevas dentro con tanta claridad que no sabes si es mejor taparse o no los oídos. Intentas mantener tu cabeza en silencio, dormir tu cuerpo, dormir tus ideas. Como si todo fuese una habitación blanca en la que esperas delante de la puerta cerrada. Sabes que detrás de esa puerta hay gritos y llanto. No la quieres abrir. A veces escuchas una voz que se escapa y te atraviesa, pero rápido cierras los ojos con fuerza y te convences de que no es verdad, de que no estás allí. Aunque sí estás.
Todo se resume a esperar a que te den la señal, a que suene la alarma que indique que tienes que atravesar esa puerta, porque sólo detrás de ella está la verdadera salida. Sólo esperas que él vuelva y te mire, y te diga si le mereces la pena.

3 comentarios:

Luar dijo...

Sim merece a pena...

Juan dijo...

claro que vale la pena no seponga asi.

Susanita dijo...

esperar a que digan si somos lo suficientes buenos ...
lo peor es cuando te toca decir: nunca seré demasiado buena para ti, verdad???
porque él siempre la preferirá más alta, mas delgada, más simpática y con más ganas de bailar, una niña mala cuando tu te portes bien. Una niña buena cuando tu te portas mal!!!!!!

A veces la impotencia nos cubre!!!!