6/3/09

En paz, en tregua, en calma que precede a la tormenta, preparada para el grito, asustada frente al marco de la imaginación apagada por supervivencia ciega. Latidos, respiración, herida, todo en su sitio. Paseo, río, miento y digo. Los niños se tropiezan conmigo y les hablo de Valle-Inclán y del dolor de Mari Gaila con textos que me traen recuerdos azules. Relleno un informe, hago la compra y la comida, paso la aspiradora y cierro las persianas. En paz, en tregua, en calma que precede a la tormenta. Mi esteticién lo arregla todo con espuma para el pelo: en las piernas, en las manos, en el arco de una ceja despistada. Veo la televisión, no escucho música, puedo andar más rápido, pero no decírmelo. Duermo, velo, leo La bodega y me hago promesas para un futuro de abandono. Testimonio que sigo viva o eso creo -en paz, en tregua, en calma que precede a la tormenta-.

2 comentarios:

adaev dijo...

demasiado hacer y por hacer y seguir haciendo para darse cuenta que muchas veces te deshaces,te disuelves entre y para todos y nadie sabe si endulzas o amargas.Se te tragan de un sorbo y no hay ni una ventana para respirar o partirse de risa.Demasiada prisa,poca acción y toneladas de minutos torpes.te leo

Luar dijo...

Paz...quero paz!
Beijinhos.