15/3/09


En esta casa, que hicimos nuestra, en horas frente al televisor o tumbados en mi cama, me es más difícil mantener la calma. Siento, en el pecho, un dolor físico que agradezco al atravesar las habitaciones, al andar por las calles que tantas veces nos han visto de la mano. De alguna manera experimentar de forma palpable esta herida que me atruena los oídos me hace sentir humana. Pero es más difícil vivir aquí con tu abandono, que allí con tu ausencia. Tengo ganas de volver a la casa que me conoció siempre mutilada.

1 comentario:

Juan dijo...

Aunque resulte incomodo el dolor siempre siempre nos hará sentir vivos y humanos.Igual pasa con el miedo. ¿Volveras a esa casa, que diran los días futuros?