13/6/07


Entonces, cuando todo parezca sencillo, cuando los columpios dejen de chirriar y se callen todos los grillos, acuérdate de mí. Del viejo jardín y mis latidos. De mi cuello y mi cintura -tuya siempre y las caderas-. De lo poco que me gusta trasnochar y de la boca entreabierta recién levantada. Cuando los libros se hayan llenado de polvo y los zapatos suenen mal a cada paso, cuando los silencios sepan a segundo plato, acuérdate de mí. Que yo supe aprender a mirarte más allá de las pasiones, más allá de los secretos tristísimos de fruta temprana, supe ver donde estabas agachado y temeroso. Supe, yo supe lo que eras más allá de ti, pura trascendencia diminuta con pasos hacia delante, hacia todos lados, hacia mí, a través de mí. Cuando me conozcas en las fotografías como la que era, cuando escribas canciones para conquistar mi corazón demasiado tarde, cuando tiñas de marrón las camisetas en el baño del pasillo y llores sin perdonarte tantos días sin llorar, entonces, acuérdate de mí. De los caminos que tracé hacia ninguna parte desde la mecedora gastada. De la piel de las muñecas y los besos en la nuca. Que yo supe desnudarte de pura tontería tarareando cosas que no podías comprender. Supe, yo supe...



Como siempre demasiado para hacernos bien.

3 comentarios:

Luar dijo...

Como olvidar el aire que respiró...que fue más allá del simple oxigéno perfurmado.
La mezcla entre el aire y el ser se transformo en la vida de los recuerdos!

Patricia García-Rojo dijo...

pero qué rapidez! gracias, luar

Unknown dijo...

Tengo 6.000.000 de terminaciones nerviosas aprendiendote, en cada centimetro de mi cuerpo está tatuado un recuerdo, yo soy la memoria viva de mi mismo y espero que algún dia lo único que quede sean estas páginas....