que ves en la casa, cervatillo,
son los tuyos o los míos
-los hermanos que no
llegaron a ser, el bisabuelo,
mis amigos...- sí sé
que no te dan miedo
sus sombras de luz
así que deben ser buenos,
y, en esta familia, a los
fantasmas amables
les contamos la vida,
les relatamos historias,
les cantamos canciones,
les hacemos encargos,
para que la muerte
sea un punto y aparte
y no, un punto y final.
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