19/2/19

le acaricié las fauces al león,
sacrifiqué mi vuelo por héroes olvidados,
bebí las lilas amarillas de la muerte,
dancé encendida en la cresta del mar
y desnudé mis manos contra las hespérides.
por amarte no comí la manzana,
elegí el beso y una rutina de luz.
poco a poco vuelven a crecerme alas.

18/2/19

búscame en las esquinas de la luz
cuando me vaya,
con las aristas del diamante estaré
grabando tu nombre en todo lo invisible
y me habrán crecido flores
en la espalda.

13/2/19

-Me han subido por las piernas y vienen con ese canto, ¿lo recuerdas?
-¿Quién canta, ellos o tú?
-¿A qué te refieres?
-Los fantasmas no te suben por las piernas.
-Cantan, los escucho.
-Mira tu boca.
-Se mueve.
-¿Quién canta?
-El miedo es una posesión.
-Un actor entrenado.
-¿Quién soy?
-La que amanece y da gracias.
-Gracias, amor, templo y derrota.
-El miedo sabe ya tu nombre.
-Busquemos otro, más largo.

12/2/19

quiero
(subordinada de infinitivo)

morderte
en el pasillo
y arrancar tu risa como un rayo
que ilumina la casa
y fundir
mi cuerpo en el bocado
y dejar
que todo se consuma
y escucharte
decir mi nombre claro.


5/2/19


el vértigo compite con el mandamiento universal
y la obra, frente a la casa, presume de estructura.

unos chicos me preguntan cuándo vamos a morirnos
para heredar.
yo no sé qué decirles, quizá que lo hice ayer
delante de todos, con exhibicionismo,
pero que no me duró mucho
-la muerte cotidiana es lo que tiene:
fuego de orquídea, poco perfume-.

la nieve no llega hasta la orilla del mar,
por eso erigimos nuestra casa sobre roca,
por eso el puente de tus manos es mi templo
y el hilo de tu voz, de madrugada, profecía.

unos chicos me preguntan la hora exacta,
el tiempo concreto.
yo no sé qué decirles, quizá que es el ahora,
que nunca dura tanto como hoy, que el
reloj no sirve realmente para nada
y hay un alud en cada segundo que acontece
-pequeño haz de la creación, big bang primero-.

la lluvia es brava a la orilla del mar,
por eso busco dentro de tu pecho
el altar de la derrota y rezo con tu nombre
salvífico. por eso, crecen amapolas
de mi pelo y no crece nada más,
pero lo celebramos con un himno.

la obra frente a la casa marca otro ciclo,
amemos, hay que amar
como estructura.

1/2/19

que no tiene agua la fuente
que no tiene
y la sed que viene y va
no se detiene
que no tiene agua la fuente
que no tiene
y el runrún de tu mirar
termina y quiere
que no tiene agua la fuente
que no tiene