17/5/19

tiembla el territorio,
rugen las montañas a lo lejos,
hay en la llanura
un pánico innombrado
que viaja por las casas
llevando un frío paralizante.
escuchan, quietos,
los más viejos,
-las células aguardan
su llamada- y cuentan,
despacio, las mujeres
historias de países alejados
que vieron asolados sus paisajes
después de un ruido repentino.
"se está quejando dios",
dicen algunos, "anuncian
las rocas nuestra muerte"
y "un hambre
de mil demonios huele
nuestra sangre desde dentro".
me quedo
parada ante la puerta,
escucho los dichos de la gente,
detrás, algo más lejos,
el crujido
profundo de este mundo que no entiendo.
yo no sé si rezar,
si darme un baño,
o huir por esa droga complaciente.
me pongo a tararear
barriendo un poco
(mi abuela siempre se limpia
las uñas en el coche
por si hay un accidente).
después riego las plantas,
y entonces te lo cuento.
me besas con ternura entre las cejas.
"se va a acabar el mundo", te repito.
y dejas
a tu risa transparente
limpiar mi oscuridad.

1 comentario:

José A. García dijo...

Si es el fin del mundo, el verdadero, lo mejor quizá sea no saberlo.

Saludos,

J.