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9/8/11

Entonces le pregunté por todas esas cosas que escribía, si eran para mí, si mi nombre habitaba en sus pronombres y al decir ella me reclamaba. Guardó silencio y yo me callé también, incapaz de decidir si otorgaba o negaba con su gesto. Cerré los ojos frente al cielo. La luna, entre nubes, trepaba a velocidad de vértigo. Sus dedos se perdían en mi pelo, devolviéndome al mundo. 

3 comentarios:

  1. Vaya incertidumbre. Me ha encantado la imagen de la luna trepando por el cielo!

    Te dejo un beso y un abrazo.

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  2. A veces me pregunto si alguien escribirá sobre mí, o qué escribirían sobre mí si lo hicieran. Casi que mejor dejo de preguntármelo.

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