Al pasar por el estanco de Ricardo, hoy lleno de gente, descubrió que la guitarra ocultaba otros ojos, negros, que no eran los suyos. Volvió la vista a su camino, pero la curiosidad fue más fuerte. Tras el cristal, Ricardo despachaba a unos clientes, y él -su hermano, su sobrino, quién lo sabe- la miraba de tal modo que, si no hubiese sido por el teléfono, habría entrado a comprar tabaco por primera vez en su vida.
Hoy no suenan acordes ni punteos tras el cristal??
ResponderEliminarBesos sonoros
no hubiera sido mejor cambiar un politono cualquiera por la música de esos ojos? ^^
ResponderEliminar[gracias]