
Entonces todo podía ser posible, bailar por la casa saltar desde el sillón para soñar volar a través de la ventana...
Y corría los pasillos dando brincos, convencida de los principios de la estética y la belleza, segura de que nadie podía interponerse entre lo sublime y yo. Miraba con los párpados semicerrados, fingiendo pestañas que nunca tuve, convencida de que lo que hacía tenía sentido.
Luego todo lo olvidé: los sueños infantiles, las piruetas improvisadas, los bailes de sirena... Ya no servían de nada.
Yo sigo soñando, de pie, en el alero, al borde del tejado... sueño que algún día daré un paso y saldré volando!!!
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