bebimos tanto
(tanto)
que borrachos de alcohol y caricias,
de insomnio y ceguera,
de terrible inmensidad, borrachos
del día uno del mundo, del día último
del mundo, del día de hoy
que estaba sucediendo exactamente entonces,
nos recitamos poemas
(todos los poemas de amor
y de muerte
que fuimos capaces de recordar a esa hora).
gracias, Kris, por una anécdota de versos y madrugada que yo no pude experimentar, entre otras cosas, por el sueño
Sencillamente... increíble :)
ResponderEliminarBorrachos de poesía.
la poesía no hace rehenes...
ResponderEliminarhermoso siempre todo lo que haces...
un abrazo