inmortal
no me aterra esta herida que conozco
y la duda se ha olvidado de mi casa.
mido con mis dedos el tiempo entre mi hombro y mi nariz,
parpadeo ingenua: he de vivir, vivir,
vivir como sistema, como meta, como fragua
como un nudo diligente hacia mi taza de café
y los días, sí, los días serán cuentas de collar,
cantos de río, escenas consecutivas que no pesan
en su ciclo natural hacia el abismo.
mido con mis dedos la distancia entre su cuerpo y el mío
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