entregar mi cuerpo a los lobos
era alejarlo de ti para que durmieras
no sé qué te contaba, quizá
alegaba cansancio, sueño, no sé,
cualquier historia, pero lo cierto
es que cometía asesinato en otras camas
en honor de tu descanso
mataba, como mata un cuerpo desnudo
que conoce su vulnerabilidad
en un acto kamicace por salvarnos,
porque tú necesitabas la noche, el tiempo,
conocerte, y yo
necesitaba morirme en el deseo,
en la cuna de la mentira más dulce.
Me encanta pasar por aquí y leer tus poesías...
ResponderEliminarBesos
precioso como todo.
ResponderEliminarJoder que triste Patricia :(
ResponderEliminarBesazos
...y los lobos siempre tan hambrientos...
ResponderEliminarSaludos
J.