la princesa de tinta azul se mira los dedos manchados y mira el trabajo y el reloj, quizá la hora. se pregunta si saldrá ese color de su piel y tararea molesta concentrada en una palabra difícil. entonces la ciudad se hace enorme un segundo antes de volverse diminuta y caber en su salón, porque nada más importa salvo ella.
Necesita alguien que la ponga colorada?
ResponderEliminarUn beso,
Facu.
Seguro que este poema esconde un cómo, un qué mas qué y algo más, de momento, me ha encantado y seguiré descubriendo su metáfora, salvo que ella me descubra a mi aún en tinta.
ResponderEliminarUn abrazo.
jorgemaseda.blogspot.com
lo más importante siempre es uno mismo, aunque a veces se nos olvide ;)
ResponderEliminarMientras no se manche la ropa ^^
ResponderEliminarMientras no se manche la ropa ^^
ResponderEliminarNada más existe, nada más importa.
ResponderEliminarSaludos
J.