Me enamoré de un músico en la calle. Tocaba el contrabajo. Era la segunda vez que lo escuchaba, la primera con tiempo. A las seis tocaba Chopin con dos violines y un chelo, casi no había nadie. A las ocho y media, un círculo de personas los rodeaba. A las doce de la noche, cuando volvía a casa, seguían allí. Me detuve a escuchar mi última pieza. Al llegar los aplausos no me resistí y me acerqué a dar las buenas noches y hacer un chiste tonto sobre si habían parado para la cena. Todos son extranjeros, menos él. Dicen que tocan hasta que se cansan y que él se nota cansado, quizá, si espero un poco, quizá, la cena... si no mañana, estoy aquí a la misma hora, puedes venir, si quieres, si no puedes esperar hoy, supongo. Me enamoré de un músico en la calle. Sostenía la belleza entre las manos, me la ofrecía.
Esos músicos tienen un aire de bohemio y le dan una vida a la calle... Algunos son realmente buenos, merece la pena pararse a escucharlos... :)
ResponderEliminarUn besito
"La vida te lleva por caminos raros"
ResponderEliminara mí me pueden los acordeones... una vez escribí algo inspirado en uno de ellos.
ResponderEliminarfeliz domingo
Precioso, seguro que fue mutuo ;)
ResponderEliminarSomnios, Somnios, Somnios, Somnios ja ja ja
Requetebesos
Eso es lo que yo llamo un chico fabuloso ^^
ResponderEliminar¿y nadie afina los instrumentos?
ResponderEliminar