-Cuéntame el cuento ese de final feliz -le repetí con un bostezo-, estoy tan cansada que hoy puedo creérmelo.
Y él empezó por el principio de los tiempo recordándome a Susana, a mi abuelo Juan y a las botellas de vino que bebí para bautizarme, como Lázaro, en una nueva vida que todavía no entiendo del todo, pero que me gusta.
Este texto me ha hecho soñar una imagen. Seguro, seguro que algún día lo podré usar.
ResponderEliminarQue bella eres ;))
Besos delicados
Entre sueños siempre hay espacio... Siempre.
ResponderEliminar